Enero 22 2007 La eutanasia al Seguro Social

Tomado de Semana On Line
La intervención del gobierno de la EPS pública plantea varios interrogantes: ¿Cómo se llegó a esta situación?, ¿fue oportuna?, ¿es una buena opción?
Esta podría ser la historia clínica de la más grande empresa de salud del país.
Nombre del paciente: Instituto del Seguro Social (ISS)
Fecha de nacimiento: 1946
Síntomas: Atención ineficiente e inoportuna de los pacientes
Las inquietudes de los usuarios
Origen del mal: Corrupción, alta dosis de politiquería, mala administración y un sindicalismo miope que le fueron administrados prácticamente desde pequeño
Diagnóstico: Burocritis aguda
Tratamiento sugerido: Buscarle una muerte digna
Ante semejante dictamen, en el gobierno a cada uno le tocó hacer lo suyo. El presidente Álvaro Uribe ofició como sacerdote que, con el anuncio de querer liquidar el Seguro, era como si le estuviera imponiendo los santos óleos a la entidad. El ministro de Protección Social, Diego Palacio, fue el médico de turno al que se le acabaron los paliativos y ahora tiene que inducir su muerte (no puede acabarlo, pues la ley impide su liquidación). Y la tarea más ingrata, la del político José Renán Trujillo, hoy superintendente nacional de Salud, a quien le correspondió desconectar los aparatos que le daban una vida artificial al paciente. Esto sucedió el lunes pasado, cuando anunció que por falta de capacidad financiera, le retiraba la licencia de funcionamiento a la entidad, lo que le impide afiliar más personas.
En esencia, el tratamiento aplicado para buscar que la entidad lentamente descanse en paz consiste en reestructurarla, separando las administradoras de riesgos profesionales (ARP) y de pensiones del negocio de la salud, es decir, de la Empresa Promotora de Salud (EPS), que es la que más líos tiene. El primero irá a manos de La Previsora, la aseguradora del Estado. Las pensiones quedarán, mientras se reforma la ley, en el antiguo ISS. Mientras la EPS pasará a una entidad nueva en la que seis cajas de compensación familiar (Colsubsidio, Cafam, Compensar, Comfandi y Comfenalco Valle y Antioquia) tendrán el 50 por ciento más una acción, y La Previsora, el restante.
Pese a lo intempestivo, el anuncio no causó tanta sorpresa. La dramática situación del ISS se conocía hace años. Casi sin excepción, los gobiernos que tuvieron a cargo el Seguro aportaron a este desenlace.
La época de abundancia de inicios de los años 90, cuando la entidad llegó a los ocho millones de afiliados, se administró mal. Hicieron su agosto políticos y funcionarios corruptos ante la impotente mirada de miles de trabajadores comprometidos con la entidad. Con 40.000 empleados fue quizás el mayor fortín burocrático del país, a la par que sus sindicatos lograban prebendas absurdas vía convención colectiva.
A finales de la década, una sanción por la demora en sus pagos y deficiente servicio provocaron una desbandada de 2,5 millones de afiliados -la mitad de los que tenía en ese momento-, que se fueron a las EPS privadas. La reacción del gobierno de Andrés Pastrana tardó dos años, pero el ISS estaba herido de muerte. Además, quedó con la pesada carga de más de 44.000 pacientes de los llamados de alto costo, por ser los de más edad o de enfermedades como cáncer y sida.
La estocada final vino de medidas que paradójicamente buscaban salvarlo. Como la escisión de las clínicas de la aseguradora. La idea era que la EPS se especializara en asegurar y las clínicas y hospitales (IPS) se dedicaran a atender la gente. Para esto se organizaron siete Empresas Sociales del Estado (ESE).¿Por qué salió el tiro por la culata? Porque la politiquería se coló en las nuevas entidades. La burocracia se instaló en ellas y hubo irregularidades en contratación. El año pasado, por ejemplo, por esa razón fue liquidada la ESE José Prudencio Padilla, que atendía la Costa Atlántica.
A pesar de que la fórmula para las ESE no funcionó para salvar el Seguro, sí le permitió al gobierno reducir su nómina (hoy tiene cerca de 6.000 empleados) y debilitar el otrora poderoso sindicato. Todo esto facilitó las medidas tomadas la semana pasada.
¿Se hizo a tiempo? ¿Los ajustes ahora sí serán su tabla de salvación? El Ministro de Protección Social dijo a SEMANA que diferentes situaciones jurídicas les dificultaban actuar antes. La inquietud es que esos dos años de funcionamiento de las ESE sirvieron de contentillo a gamonales políticos en las regiones, algunos hoy investigados por supuestos vínculos con grupos ilegales. Palacios es enfático en decir que el gobierno ha liderado las investigaciones por corrupción en estas entidades y no le ha temblado la mano para sancionarlas.
Por ahora la alianza con las cajas de compensación ha sido de buen recibo. Tienen imagen positiva en calidad de servicio y transparencia, los dos temas que más expectativa generan de la nueva entidad.
Esto es un buen punto de partida si se respeta el acuerdo que existe con el gobierno de que ellas tendrán la administración de la nueva entidad. Pero las cosas pueden no ser tan fáciles para el gobierno. A pesar de que el anuncio se hizo en un momento en que el Congreso no está reunido, para evitar la presión política, ya se escucharon voces que le exigían al Presidente revisar el acuerdo con las cajas. Aducían el carácter público que debería primar en la nueva entidad. Sin embargo, en muchos quedó el tufillo de que el interés real era por la burocracia que pierden con la nueva EPS. La reacción de las cajas no se hizo esperar: "O el gobierno respeta el acuerdo, o no le jalamos", dijeron algunos de sus voceros el pasado fin de semana. Su incomodidad venía de atrás con algunas publicaciones que daban como un hecho que una parte de los empleados del antiguo ISS pasaría a la nueva entidad, algo que tampoco está previsto.
Las EPS privadas también se pronunciaron buscando sacarle el cuerpo a que les lleguen pacientes de alto costo a sus entidades. El Ministro contuvo la rebeldía advirtiendo que quien discrimine, será sancionado. Estas situaciones, con sólo una semana de anunciado el cambio del Seguro, dejan ver que aún falta superar más de un escollo.
El Ministerio de Protección ha sido diligente en tranquilizar a los usuarios del ISS para que no se cambien de EPS con la expectativa de un mejor servicio. Aun así, persisten algunas inquietudes. ¿Qué va a pasar con los antiguos empleados del ISS? ¿Cómo se va a evitar que la politiquería llegue a La Previsora, muy atractiva ahora por los recursos que va a manejar? De salir las cosas bien, el gobierno no sólo se anota el hit de resolver el tema de la mayor entidad pública de salud del país, sino que le quita la presión política que tendrá en el futuro reformar el tema de las pensiones, que cada vez es un hueco más grande en las finanzas del país. Mientras respete los acuerdos con las cajas, todo parece indicar que el nuevo Seguro comenzará su vida con pie derecho. Además, es importante tener en cuenta que en cualquier caso, la entidad que quede no es un fin en sí misma, sino un medio para traer mayor bienestar a los colombianos
Etiquetas: Jose Renan Trujillo, Seguro Social, Uribe

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